Superar la Pereza. Por Astrid Sainz.

– ¿Qué queremos?
– La cura para la pereza
– Y ¿cuándo la queremos?
– Más al ratito

 La famosa escena en la que una persona está en la cama durmiendo plácidamente y una desafinada  alarma interrumpe el sueño, no es ajena para muchos de nosotros. Los también famosos “cinco minutos más” o el “al ratito”, seguro son familiares. La mayoría de nosotros hemos pasado por ese momento en el que deseamos posponer una actividad en orden de darle prioridad a otra actividad más placentera al momento.

Existe una visible línea divisora entre el descanso y la pereza. El descanso puede entenderse de dos maneras. Una es en la que el cuerpo requiere por naturaleza cargar las baterías y reanimarse de una manera biológica y química. Un buen descanso viene precedido por una buena alimientación. Nuestro cuerpo es tan perfecto que se carga a sí mismo de energía y es por esta razón es que existe una alta correlación entre la alimentación y el descanso.

La otra forma de entender el descanso es  como un cambio de actividad, ambiente, situación, personas, lugares, etc.  No es la ausencia de actividad en sí misma la que nos otorga el descanso, sino tener una variación en nuestro quehacer y nuestro estar. Es por eso que es tan recurrente la frase “necesito descansar de mis vacaciones”, también suele ser natural que se presente un agobio por no hacer nada. La necesidad de descansar del “descanso” nos habla de que somos seres que necesitan variación en la vida cotidiana, podemos llegar a ser repetitivos pero siempre un cambio de actividad nos abre la mente, nos da otra perspectiva del mundo y una sensación placentera de descanso.  Estar tirados todo el día en la cama o en un camastro en la cama puede relajarnos, pero llegará un punto en el que necesitemos cambiar de actividad. De otra manera, esta actitud sólo sería un síntoma visible de tristeza o depresión.

Dar prioridad a una actividad que nos otorgue placer al instante sobre una que nos de satisfacción para más tarde, se puede entender como pereza. Cabe aclarar que no se puede calificar a una persona como perezosa, desde luego que existen tendencias, pero no se puede definir de manera absoluta a nadie bajo ningún calificativo. Hacer esto, solo estaría acentuando las tendencias de la persona, sobre todo si ésta acaba creyendo que así es.

Siendo que la pereza se relaciona con aplazar nuestros deberes para otro momento, ésta está ligada a la procrastinación. Procrastinar simplemente es hacer algo mientras deberíamos hacer otra cosa. Si dejamos crecer esa actitud puede convertirse en una plaga difícil de controlar, que no nos permite desarrollarnos hasta que entramos en un riguroso y disciplinado plan de acción.  Para ejemplificar la procrastinación, aquí va un pequeño relato:

Hoy me levanté temprano para terminar el proyecto que tengo que entregar esta semana en mi trabajo. Así que rápido me alisté, me hice un café y me senté en mi escritorio. Al estar ahí noté que no entraba bien la luz en mi estudio e intenté abrir la cortina, pero no funcionaba. Decidí arreglarla porque con luz natural podría trabajar mejor. Cuando terminé noté que ya tenía hambre, y no podría trabajar bien si estaba distraído por el hambre. Así que me hice de desayunar y pensé que sería buena idea llevarme el desayuno al escritorio mientras leía un artículo para mi proyecto, pero al mover el brazo para sacar el libro tiré el jugo sobre algunos papeles y tuve que limpiar. Al estar limpiando noté que no tenía ningún orden en mi escritorio por lo que decidí ordenarlo para poder trabajar bien así que lo ordené.  Después de eso pude desayunar, pero el olor de la comida atrajo a Tomás, mi perro, que estaba muy inquieto y recordé que no lo había sacado así que decidí sacarlo para poder hacer bien mi trabajo sin que él estuviera distrayéndome. Estando en la calle pasamos por el supermercado y estando ahí pensé que sería buena idea comprar mi comida, para no tener que comprarla después cuando estuviera trabajando en mi proyecto. Cuando regresamos ya era hora de comer por lo que cociné y comí… por la tarde descansé y pensé que sería mejor comenzar el proyecto mañana ya que estuviera más despejado, pues comenzarlo en la tarde no tenía sentido.

Nuestros días están conformados por nuestras actividades y nuestras actividades parten de nuestros hábitos. Si hemos permitido que la pereza sea uno de nuestros hábitos, ésta puede llegar a protagonizar nuestras actividades y adueñarse de nuestros días. Para erradicar la pereza es necesario ubicar las posibles causas de ésta y comenzar a intercambiarla por hábitos que nos muevan a otras actividades.  Algunas causas pueden ser tristeza, depresión, enfermedad, desmotivación, resultados no visibles, simple comodidad, autosabotaje,

Algunos hábitos que pueden ayudar a erradicar la pereza son:

  • Incrementar la Actividad Física: en la antigüedad nuestros ancestros tenían que ejercitarse para poder conseguir comida, hoy en día la comida la obtenemos fácilmente y no es una necesidad básica mover nuestro cuerpo. Ejercitarnos provoca que nuestro cuerpo produzca unas maravillosas hormonas llamadas endorfinas, que nos regalan una sensación de felicidad mucho más placentera que la que obtenemos de la no actividad. Las endorfinas son también estimulantes que nos provocan la sensación de motivación y creación. La pereza se convierte en asunto de tercera importancia cuando tenemos un poco de endorfinas fluyendo.

 

  • Planificar: primero que nada define cuáles son tus tareas o tus metas a alcanzar, define cuáles tienen más prioridad, marca en qué momento las harás y pon una fecha límite. Muchas veces sabemos lo que queremos pero no sabemos cómo ni cuándo. Si no tenemos idea cómo realizar una tarea es muy difícil que la lleguemos a hacer, a menos que milagrosamente caiga sobre nosotros el don de la iluminación que nos señale la manera o desmenucemos la situación y definamos los cómos.

 

  • Divide tus metas en objetivos a corto plazo: cuando una meta es muy grande, podemos trabajar mucho tiempo para lograrla y no sentir ninguna satisfacción. Si dentro de tu meta última defines pequeños objetivos a alcanzar en el camino, te será más gratificante y sencillo trabajar, pues constantemente estarás alcanzándolos y te sentirás productivo y satisfecho.

 

  • Rodéate de gente motivada: dime con quién andas y te diré quién eres, es un dicho viejo pero lleno de verdad. Si nos rodeamos de gente sin motivación y acostumbrada a quejarse, lo más probable es que compartamos esa actitud y sentimiento en poco tiempo. Si por el contrario te llenas de gente motivada y activa es muy probable que te contagies de esa actitud.

 

  • Después de alcanzar un objetivo premia tu esfuerzo: después de cumplir con tu tarea es muy importante entrara en la conciencia de que lo has logrado. Muchas veces sucede que alcanzamos una meta importante y por el estrés pasa desapercibido el logro y nunca se llega a sentir la satisfacción que se estaba buscando en un primer lugar. Hacer una pausa y festejar es importante para soltar y disfrutar el momento, saber que lo has logrado. De otra manera tus próximas metas estarán llenas de estrés y probablemente desmotivación.

 

  • Administra y evita distracciones: es imposible que pasemos todo el día únicamente trabajando. Es importante tener pequeños momentos de distracción y relajamiento mientras lo hacemos. Esto ayuda a mejorar el rendimiento y a disminuir el estrés. Sin embargo la accesibilidad de las distracciones, muchas veces las hacen muy tentadoras. Para evitar esto puedes hacer un plan de descanso/distracción mientras trabajas. Por ejemplo, definir que tienes 20min de relajación cada dos horas. Planea desde antes la actividad que harás durante esos dos minutos y concéntrate en disfrutarla, además procura que sea totalmente distinta a lo que estás haciendo. Por ejemplo, si estás trabajando en la computadora haz algo que no implique utilizarla.

 

Decídete, trabaja en tus motivos y reemplaza hábitos, de ésta manera es sólo cuestión de tiempo para que la sensación de pereza y malestar desparezcan de tu cotidianidad y tus actividades se vuelvan un disfrute.